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martes, 25 de febrero de 2014

CARTA DEL PAPA A LAS FAMILIAS PIDIÉNDOLES QUE RECEN POR EL PRÓXIMO SÍNODO.


Ciudad del Vaticano, 25 febrero 2014 

.-Publicamos a continuación la carta que el Papa Francisco ha escrito a las familias para invitarlas a rezar por el próximo Sínodo de los Obispos que se celebrará en octubre en el Vaticano y cuyo tema será ““Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. La carta está fechada el 2 de febrero, festividad de la Presentación de Jesús en el Templo.

“Queridas familias:

Me presento a la puerta de su casa para hablarles de un acontecimiento que, como ya saben, tendrá lugar el próximo mes de octubre en el Vaticano. Se trata de la Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para tratar el tema “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”. Pues la Iglesia hoy está llamada a anunciar el Evangelio afrontando también las nuevas emergencias pastorales relacionadas con la familia.

Este señalado encuentro es importante para todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos de las Iglesias particulares del mundo entero, que participan activamente en su preparación con propuestas concretas y con la ayuda indispensable de la oración. El apoyo de la oración es necesario e importante especialmente de parte de ustedes, queridas familias. Esta Asamblea sinodal está dedicada de modo especial a ustedes, a su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad, a los problemas de los matrimonios, de la vida familiar, de la educación de los hijos, y a la tarea de las familias en la misión de la Iglesia. Por tanto, les pido que invoquen con insistencia al Espíritu Santo, para que ilumine a los Padres sinodales y los guíe en su grave responsabilidad. Como saben, a esta Asamblea sinodal extraordinaria seguirá un año después la Asamblea ordinaria, que tratará el mismo tema de la familia. Y, en ese contexto, en septiembre de 2015, tendrá lugar el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Así pues, oremos todos juntos para que, mediante estas iniciativas, la Iglesia realice un auténtico camino de discernimiento y adopte los medios pastorales adecuados para ayudar a las familias a afrontar los retos actuales con la luz y la fuerza que vienen del Evangelio.

Les escribo esta carta el día en que se celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo. En el Evangelio de Lucas vemos que la Virgen y San José, según la Ley de Moisés, llevaron al Niño al templo para ofrecérselo al Señor, y dos ancianos, Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, fueron a su encuentro y reconocieron en Jesús al Mesías . Simeón lo tomó en brazos y dio gracias a Dios porque finalmente había “visto” la salvación; Ana, a pesar de su avanzada edad, cobró nuevas fuerzas y se puso a hablar a todos del Niño. Es una hermosa estampa: dos jóvenes padres y dos personas ancianas, reunidas por Jesús. ¡Realmente Jesús hace que generaciones diferentes se encuentren y se unan! Él es la fuente inagotable de ese amor que vence todo egoísmo, toda soledad, toda tristeza. En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús: Él nos ofrece su Palabra, que ilumina nuestro camino; nos da el Pan de vida, que nos sostiene en las fatigas de cada día.

Queridas familias, su oración por el Sínodo de los Obispos será un precioso tesoro que enriquecerá a la Iglesia. Se lo agradezco, y les pido que recen también por mí, para que pueda servir al Pueblo de Dios en la verdad y en la caridad. Que la protección de la Bienaventurada Virgen María y de San José les acompañe siempre y les ayude a caminar unidos en el amor y en el servicio mutuo. Invoco de corazón sobre cada familia la bendición del Señor”.

lunes, 17 de febrero de 2014

Vittorio Messori cuenta su conversión

       
Vittorio Messori, periodista italiano de 56 años, es conocido internacionalmente por haber entrevistado a Juan Pablo II en Cruzando el umbral de la esperanza, y al Cardenal Ratzinger en Informe sobre la fe. Pero, en contra de lo que pudiera pensarse, no ha sido precisamente un "católico de toda la vida".

        "Nací en plena Guerra Mundial en la región quizá más anticlerical de Europa: en la Emilia, zona del antiguo Estado pontificio, la del don Camilo y Peppone (el cura de pueblo y el alcalde comunista) de Guareschi. Mis padres no estaban precisamente de parte de don Camilo y, aunque vivían de verdad unos valores -apertura, acogida, generosidad, etc-, desde pequeño me inculcaron la aversión, no al Evangelio o al cristianismo, sino al clero, a la Iglesia institucional. Me bautizaron como si fuera una especie de rito supersticioso, sociológico, pero después no tuve ningún contacto con la Iglesia.

        Acabada la Guerra, mis padres se trasladaron a Turín, la mayor ciudad industrial italiana, cuna del marxismo italiano -de Gramsci, Togliatti y otros dirigentes comunistas-, en la que los católicos hace tiempo que son minoría. Asistí allí a un colegio público, donde no se hablaba de religión más que para inculcarnos el desprecio teórico hacia ella. Obligada por el Concordato había, sí, una clase semanal de enseñanza religiosa, pero casi ninguno la tomaba en serio y yo, en concreto, eludía la asistencia con las más variadas excusas. O sea, que si por mi familia estaba imbuido de anticlericalismo pasional, la escuela llovió sobre mojado al enseñarme la cultura del iluminismo, del liberal-marxismo".

        Acabado el bachillerato, eligió como carrera universitaria la de Ciencias Políticas. Pertenecía a la famosa generación del 68 y convirtió la política en su pasión. "Decía el teólogo protestante Karl Barth que «cuando el cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos». Para mí el cielo estaba vacío, y uno de los ídolos que llenaba la tierra era precisamente la política. Era para mí una auténtica pasión. Estaba muy comprometido con los partidos de izquierda".

        Se da cuenta con el tiempo de que la política no podía proporcionarle las respuestas sobre el sentido de la vida. "Sin embargo, aun consciente de esas carencias de la política, a la vez estaba convencido de que no podría encontrar respuestas fuera de ella, precisamente porque formaba parte de los que rechazaban el cristianismo sin tomarse la molestia de conocerlo. Pensaba que cualquier dimensión religiosa pertenecía a un mundo pasado, al que un joven moderno como yo no podía tomar en serio. (...) El Evangelio era para mí un objeto desconocido: nunca lo había abierto, pese a tenerlo en mi biblioteca, porque pensaba sin más que formaba parte del folklore oriental, del mito, de la leyenda.

        La situación que se creó fue todo un drama para mí. De inmediato me vino un gran consuelo, una gran alegría, pero a la vez un miedo terrible, por varios motivos. Por una parte, me di cuenta de que mi vida debía cambiar, sobre todo en la orientación intelectual. (...) Me hacía sufrir especialmente el que, si mi familia se enteraba de lo que me sucedía, me echasen de casa. De hecho, cuando mi madre supo que asistía a Misa a escondidas, telefoneó al médico y le dijo: «Venga, doctor. Mi hijo padece una fuerte depresión nerviosa». «¿Qué síntomas tiene?», preguntó el médico. Y mi madre le contestó: «Un síntoma gravísimo: he descubierto que va a Misa». Esto da idea del clima que se vivía en mi familia y de lo mucho que podía afectarme.

        Otro ingrediente del drama era una especie de choque entre dos posturas que yo entendía como contrapuestas. Por un lado, algo me hacía ver que en el Evangelio estaba aquella verdad que había buscado. Se trataba de una experiencia del Evangelio como "encuentro", no sólo como palabra, valor, moral o ética. Para mí, el Evangelio no es un libro, sino una Persona. Era la experiencia de un encuentro fulgurante, consolador y, a la vez, inquietante. Inquietante también porque entonces yo me sentí como aquejado por una especie de "esquizofrenia". Se trataba de la disociación entre la intuición que me había hecho entender que allí, en el Evangelio, estaba la verdad, y mi razón, que me decía: No, es imposible, te equivocas.

        Desde entonces, todo lo que he hecho y los muchos miles de páginas que he escrito, en el fondo no obedecen más que al intento de vencer esa esquizofrenia, procurando dar respuesta a esta pregunta: ¿Se puede creer, se puede tomar en serio la fe, puede un hombre de hoy apostar por el Evangelio? Todo ha girado en torno a la fe, a la posibilidad misma de creer.

        Ha sido una aventura solitaria -siempre he sido un individualista-, en la que me guió Pascal: un hombre de hace 300 años, también laico convertido, que razonaba como yo, que no quería renunciar a la razón y que, antes de rendirse a la fe, deseaba agotar todas las posibilidades. Él me ayudó a descubrir esa nueva Atlántida personal. He hablado de aventura solitaria y de mi individualismo, pero también digo siempre que no soy un "católico del disenso". Al contrario, soy un "católico del consenso". Y es que, en la lógica de la Encarnación, no sólo juzgo legítimo al Vaticano, a la Iglesia institucional, sino que la considero necesaria, indispensable.

        ¿Cuándo decidí aceptar la Iglesia? Cuando, al reflexionar sobre el Evangelio para intentar conocer mejor el mensaje de Jesús, me di cuenta de que el Dios de Jesús es un Dios que quiso necesitar a los hombres, que no quiso hacerlo todo solo, sino que quiso confiar su mensaje y los signos de su gracia –los sacramento– a una comunidad humana. Es decir, si uno reflexiona bien, acepta la Iglesia no porque la ame, sino porque forma parte del proyecto de Dios. Me ha costado muchos años, pero ahora estoy convencido de que sin la mediación de un grupo humano, en el fondo no tomaríamos en serio la mediación de Jesús.

        Mi aventura también ha sido solitaria porque era uno de los pocos que andaba contracorriente. Entraba en la Iglesia cuando tantos clericales salían de ella gritando: ¡Qué maravilla, finalmente la tierra prometida! ¡Hemos descubierto la cultura laicista! Yo, asombrado, intentaba pararlos: ¿Qué hacéis? ¡La verdadera cultura está aquí dentro, en la Iglesia!
       Por eso, algunos me han acusado de ser un reaccionario, un nostálgico. Es absurdo. Yo no he conocido la Iglesia preconciliar, no he escuchado jamás una Misa en latín, porque antes del Concilio nunca había asistido a Misa, y cuando comencé a ir, era ya en italiano. De ahí que no pueda ser un nostálgico. ¿De qué? No he tenido ni una infancia ni una juventud católica. Lo que sí he conocido de cerca es la cultura laicista. Y luego, un encuentro misterioso y fulgurante con el Evangelio, con una Persona, con Jesucristo; y, después, con la Iglesia".



domingo, 16 de febrero de 2014

Las 39 preguntas de la encuesta-formulario del Papa Francisco a todos los fieles



El Papa Francisco quiere que se realice una encuesta mundial a todos los católicos del mundo respecto a 9 temarios, con aspectos tan espinosos como uniones de personas del mismo sexo o anticoncepción. Este material servirá como base de estudio para los Obispos, de cara al próximo Sínodo extraordinario sobre la familia, que tendrá lugar en Roma casi al final del año.
Estas son las 39 preguntas que el Papa ha enviado a las diócesis del mundo:
1.- Sobre la difusión de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia sobre la familia
a) ¿Cuál es el conocimiento real de las enseñanzas de la Biblia, de la (encíclica) 'Gaudium et Spes', de la 'Familiaris consortio' y de otros documentos del magisterio postconciliar (Vaticano II) sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cuál es la formación de nuestros fieles para la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?
b) Allí donde la enseñanza de la Iglesia es conocida, ¿es aceptada integralmente? ¿Hay dificultades en ponerla en práctica? ¿Cuáles?
c) ¿Cómo es difundida la enseñanza de la Iglesia en el contexto de los programas pastorales en el ámbito nacional? ¿diocesano, parroquial? ¿Qué catequesis se hace sobre la familia?
d) ¿En qué medida –concretamente sobre qué aspectos—tal enseñanza es realmente conocida, aceptada, rechazada y/o criticada en ambientes extra eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena recepción de la enseñanza de la Iglesia sobre la familia?
2.- Sobre el matrimonio de acuerdo con la ley natural:
a) ¿Qué lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto en ámbito institucional, educativo y académico, como en ámbito popular? ¿Qué ópticas antropológicas se sobreentienden en este debate sobre el fundamento natural de la familia?
b) El concepto de ley natural con relación a la unión entre el hombre y la mujer ¿es comunmente aceptado como tal de parte de los bautizados en general?
c) ¿Cómo es contestada en la práctica y en la teoría la ley natural sobre la unión entre hombre y mujer en vistas de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
d) En el caso de que pidan el matrimonio los bautizados no practicantes o quienes se declaran no creyentes, ¿cómo afrontar los desafíos pastorales que derivan de ello?
3.- La pastoral de la familia en el contexto de la evangelización:
a) ¿Cuáles son las experiencias surgidas en los últimos decenios en orden a la preparación al matrimonio? ¿De qué manera se ha intentado estimular el deber de evangelización de los esposos y de la familia? ¿De qué manera promocionar la conciencia de la familia como "Iglesia doméstica"?
b) ¿Se ha conseguido proponer estilos de plegaria en familia que consigan resistir a la complejidad de la vida y cultura actuales?
c) En la crisis actual entre generaciones, ¿cómo las familias cristianas han sabido realizar la propia vocación de transmisión de la fe?
d) ¿En qué manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar han sabido crear caminos ejemplares?
e) ¿Cuál es la aportación específica que parejas y familias han conseguido dar respecto a la difusión de una visión integral de la pareja y de la familia cristiana que sea actualmente creíble?
f) ¿Qué atención pastoral ha manifestado la Iglesia para apoyar el camino de las parejas en la formación y de las parejas en crisis?
4.- Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles:
a) La convivencia "ad experimentum" (experimental), ¿es una realidad pastoral de relieve en la Iglesia particular (local)? ¿En qué porcentaje se podría estimar numéricamente?
b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento ni religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos fiables?
c) Los separados y divorciados que se vuelven a casar ¿son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular? ¿En qué porcentaje se podría estimar numéricamente? ¿Cómo se afronta esta realidad a través de programas pastoral adecuados?
d) En todos estos casos, ¿cómo viven los bautizados sus irregularidades? ¿Son conscientes de ellas? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?
e) ¿Cuáles son las peticiones que las personas divorciadas y vueltas a casar dirigen a la Iglesia, respecto a los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en esta situación, ¿Cuántas piden estos sacramentos?
f) ¿La simplificación de la praxis canónica, respecto al reconocimiento de la declaración de anulación del vínculo matrimonial podría ofrecer una real contribución positiva para la solución de los problemas de las personas implicadas? En caso afirmativo, ¿de qué manera?
g) ¿Existe una pastoral para acercarse a estos casos? ¿Cómo se desarrolla tal actividad pastoral? ¿Existen programas sobre ello en ámbito nacional y diocesano? ¿Cómo se anuncia a separados y divorciados vueltos a casar la misericordia de Dios y cómo se concreta el sostén de la Iglesia en su camino de fe?
5.- Sobre las uniones de personas del mismo sexo:
a) ¿Existe en vuestro país una ley civil que reconozca las uniones de personas del mismo sexo equiparadas de alguna manera al matrimonio?
b) ¿Cuál es la actitud de las Iglesias particulares y locales tanto frente al Estado Civil promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, como frente a las personas implicadas e este tipo de unión?
c) ¿Qué atención pastoral es posible tener hacia las personas que han elegido de vivir según este tipo de uniones?
d) En el caso de uniones de personas del mismo sexo que haya adoptado niños, ¿cómo comportarse en vistas de la transmisión de la fe?
6.- Sobre la educación de los hijos en el sino de situaciones matrimoniales irregulares:
a) ¿Cuál es en estos casos la proporción estimada de niños y adolescentes con relación a los niños nacidos y crecidos en familias regularmente constituidas?
b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué solicitan? ¿Solo los sacramentos o también la catequesis y la enseñanza en general de la religión?
c) ¿De qué manera las Iglesias particulares se acercan a la necesidad de los padres de estos niños para ofrecer una educación cristianas a los propios hijos?
d) ¿Cómo se desarrolla la práctica sacramental en estos casos: la preparación, administración del sacramento y el acompañamiento?
7.- Sobre la apertura de los esposos a la vida:
a) ¿Cuál es el conocimiento real que los cristianos tienen de la doctrina de la (encíclica) "Humanae Vitae" sobre la paternidad responsable? ¿Qué conciencia hay de la evaluación moral de los distintos métodos de regulación de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones se podrían sugerir sobre ello desde el punto de vista pastoral?
b) ¿La doctrina moral es aceptada? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que hacen difícil su aceptación en la mayoría de las parejas?
c) ¿Qué métodos naturales se promueven de parte de la Iglesias particulares para ayudar a los conyugues a poner en práctica la doctrina de la "Humanae vitae"?
d) ¿Qué experiencia hay sobre esta cuestión en la praxis del sacramento de la penitencia y en la participación en la eucaristía?
e) ¿Qué contrastes se evidencian entre la doctrina de la Iglesia y la educación civil a este respecto?
f) ¿Cómo promover una mentalidad mayormente abierta a la natalidad? ¿Cómo favorecer el aumento de los nacimientos?
8.- Sobre la relación entre la familia y la persona:
Jesucristo revela el misterio y la vocación del hombre: ¿la familia es un lugar privilegiado para que esto suceda?
¿Cuáles situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?
¿En qué medida la crisis de fe que pueden sufrir las personas inciden en su vida familiar?
9.- Otros desafíos y propuestas:
¿Existen otros desafíos y propuestas respecto a los temas tratados en este cuestionario, que sean consideradas como urgentes o útiles de parte de los destinatarios?.

domingo, 9 de febrero de 2014

Las gelatinosas ideologías blandas

             Sin duda estamos sufriendo una etapa histórica que podríamos llamar atípica. Una cultura que cuenta con fabulosos medios de difusión de datos y de comunicación, ha devenido en una masa de gente increíblemente inculta. Y, por tanto, fácilmente manipulable. Y este fenómeno no es cosa de ayer, sino que viene fraguándose lenta pero inexorablemente,  desde hace muchas décadas, aunque últimamente haya experimentado una aceleración alarmante.

            En el año 1936 afirmó Ortega y Gasset en La rebelión de las masas: “¿Cómo se ha podido creer en la amoralidad de la vida? Sin duda, porque toda la cultura y la civilización modernas llevan ese convencimiento. Ahora recoge Europa las penosas consecuencias de su conducta espiritual. Se ha embalado sin reservas por la pendiente de una cultura magnífica, pero sin raíces” (citado por Iván López en “Pensadoras del siglo XX”. Rialp). Hay una fuerte tendencia en la cultura moderna hacia la inmoralidad. Y sigue la cita de Ortega: “Esta es la cuestión: Europa se ha quedado sin moral. No es que el hombre-masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente, sino que el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral ninguna… El inmoralismo ha llegado a ser una baratura extrema, y cualquiera alardea de ejercitarlo”. El hombre-masa, sigue diciendo el filósofo, carece absolutamente de moral. No quiere someterse a nada. No quiere obligaciones que le superen. Nuestra sociedad no es simplemente amoral, que es algo que no existe, es decididamenteinmoral. Dirá Ortega que se trata de una moral negativa que conserva de la otra la forma en hueco.
            Es decir, estamos ante una sociedad, una cultura, sin contenido, sin alma, de pura fachada, de simple apariencia. Escarbas un poco en las personas, públicas y privadas, en los enseñantes y medios de difusión, y generalmente no encuentras nada. Es como un globo hinchado, que solo tiene aire, y que a fuerza de hinchar acaba explotando. Ivan López cita a Eliot, que en su obra “Los hombres huecos” incluye esta especie de verso:

Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino con un quejido.

            A nuestra civilización se la ha llamado la del espectáculo. Y no está mal definida, ya que lo que importa es la diversión, no que el ciudadano piense. ¿No estará aquí una de las grandes razones del tremendo fracaso escolar de España?  Somos juguetes de las ideologías, y lo que importa es que mis postulados triunfen, aunque sea imponiéndolos y causando destrozos irreparables. Si una ideología afirma algo, ya está la ideología contraria rebatiéndolo por sistema. Y al pobre pueblo que le pilla en medio de la batalla terminan por hastiarlo de tanta falsedad. Estamos manipulados por lo que Claudio Magris  (en Utopía y desencanto, citado por Ivan López) llama las “gelatinosas ideologías débiles”.

            Puede parecer una visión pesimista de nuestra historia contemporánea. Pero no es pesimista, es real, y hay que denunciarla antes de que sea demasiado tarde, y sigamos perdiendo generaciones incultas, huecas, a la deriva en un mar sin puertos de llegada. Todo lo que estamos “tragando” (en relación con la familia, el matrimonio, la vida, la sexualidad, etc.) es el fruto de esta tremenda vacuidad. Y lo  peor, el que se atreva a poner remedio ya sabe lo que le espera. Es como el que va a salvar a unos náufragos y termina siendo despreciado por aquellos que no aman la vida, y prefieren ser engullidos por  las olas asesinas. 
            Aún queda esperanza de salvar al hombre, pero el hombre debe hacer algo por su integridad moral. La cultura sólida, la formación seria, y una fe inquebrantable, harán posible ir rellenando esos huecos vacíos, esas superficialidades de puro escaparte, que regeneren a un ser humano que, sin saberlo, está pidiendo auxilio, y sí quiere salvarse.

Juan García Inza, Religión en Libertad, 7.II.2014

viernes, 7 de febrero de 2014

El Supremo de EE UU suspende matrimonio entre personas del mismo sexo en Utah

Los lobbies homosexuales nos hacen creer que el matrimonio entre personas del mismo sexo es una tendencia imparable que se impondrá tarde o temprano en todo el mundo.
Sin embargo, la realidad es muy otra. Hace unas semanas difundíamos el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Australia que acordaba por unanimidad anular la ley de “Matrimonio Igualitario (del mismo sexo) 2013″ que había sido aprobada por la Asamblea del Territorio de la Capital de Australia.
Esta información la puedes encontrar aquí:
Nada más iniciarse el 2014, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha suspendido en el Estado de Utah el matrimonio entre personas del mismo sexo al menos hasta que se resuelva en un tribunal federal una apelación interpuesta contra el fallo judicial que abría las puertas a este tipo de unión en ese Estado.
La enmienda en la Constitución Estatal que prohibió las uniones homosexuales fue aprobada por una abrumadora mayoría de los pobladores de Utah, en 2004. Sin embargo, a fines de diciembre de 2013, el juez Robert Shelby en Utah determinó que la legislación estatal que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo violaba la constitución.
En un comunicado difundido el 6 de enero, el presidente de la Organización Nacional por el Matrimonio, Brian Brown, calificó la decisión de la Corte Suprema como un repudio al fallo de Shelby. El gobernador de Utah, Gary Herbert, aseguró en un comunicado el 6 de enero que la Corte Suprema tomó «la decisión correcta».
Cabe señalar que los medios de comunicación han puesto de relieve la gran proporción de población mormona (miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días) que vive en Utah y que representan dos tercios de la población. Es evidente que en la batalla contra la familia natural, todas las armas se quedan pequeñas. Y lo mismo da desacreditar a la Iglesia católica que a los mormones con tal de imponer un modelo relativista y hedonista del matrimonio y la familia.
Para ampliar información se pueden consultar los siguientes enlaces:

domingo, 2 de febrero de 2014

La bomba demográfica de la despoblación

Habrá una bomba demográfica, pero de despoblación

Manipular la población puede suponer una bomba de relojería a largo plazo, que estallará en las manos de nuestros propios hijos dentro de treinta años. El profesor de origen canadiense don Alban D'Entremont, que actualmente enseña Geografía Humana en la Universidad de Navarra, comentó para Alfa y Omega los últimos datos de la ONU sobre la población mundial.
¿Qué se deduce a nivel mundial del último informe de la ONU sobre la población? ¿Nos estancamos, caminamos hacia una debacle de la población, o no hay motivo de alarma?
 
Por este informe, está claro que la ONU se ha dado cuenta, por fin, de los múltiples problemas que se derivan, no de la supuesta superpoblación del mundo, sino de la previsible infrapoblación y de los desequilibrios que van a ser el resultado directo del descenso de la natalidad, que conlleva necesariamente una penuria de juventud y un aumento de la proporción de población envejecida, sobre todo en los países del ámbito occidental, y notablemente en Europa.
        Esta dinámica a la baja acarrea muchos problemas, sobre todo el aumento de las proporciones de gente en edad avanzada, lo que hace dispararse los costes sociales. Es imposible que una población se estanque mediante el control de la natalidad; de forma inexorable, este control acelera el envejecimiento y, a la larga, hace aumentar las tasas de mortalidad. En ausencia de una fuerte natalidad o de otros factores, como por ejemplo la inmigración, a la postre la población no se estanca, sino que no se renuevan las generaciones y la población total decrece, ya que la mortalidad llega a superar a la natalidad.
         Estamos en camino hacia esa situación, que se puede producir en menos de 30 años en Europa, si no cambian las tendencias actuales. Hay motivo de alarma, puesto que las señales son inequívocas; pero no tiene por qué producirse una debacle, ya que estamos a tiempo para invertir las tendencias negativas actuales, aunque de momento no se está produciendo dicha inversión.

¿Por qué cree usted que los Gobiernos del primer mundo y las principales empresas multinacionales están tan interesados en el control de la población, sobre todo en el tercer mundo? ¿Por qué las presiones son cada vez mayores sobre Hispanoamérica?

        No me gusta hablar de estos aspectos, que no son estrictamente científicos, y menos enjuiciar las motivaciones de los demás, aunque sí parece que éstas sean poco éticas. Está bastante documentado el hecho de que hay muchos intereses económicos y políticos por parte de Gobiernos y empresas occidentales, que se benefician del mantenimiento del statu quo en cuanto al reparto de poder y de influencia en el mundo. Esto implica controlar, entre otras cosas, los efectivos de población en los países del tercer mundo, que según la mentalidad antinatalista son contemplados como competidores en los mercados mundiales.
En este sentido, Iberoamérica y Asia son vistas como las principales amenazas respecto de la estabilidad actual de la estructura económica y política mundial. Pero no hace falta recurrir a una intencionalidad supuestamente poco recta para advertir de los problemas derivados del control demográfico en el mundo; la misma demografía basta para alertarnos de las consecuencias altamente negativas de este control.
 
La preocupación por el control de la población, ¿es original de la era moderna, o ha sido una constante en la Historia? ¿Cree usted que hay relación entre los partidarios del control de la población y ciertos movimientos ecologistas?

        Thomas Robert Malthus, a principios del siglo XIX, intentó demostrar que el control de la población es una constante histórica desde los tiempos más antiguos, y que el control de la natalidad es una condición indispensable para la supervivencia de la Humanidad. Fracasó totalmente en sus apreciaciones y en sus premisas de partida. Puede ser cierto que los sujetos individuales hayan controlado su fecundidad a título personal en el ámbito íntimo desde los albores de la Humanidad, pero los intentos generalizados de control masivo son un fenómeno del siglo XX.
         Respecto de los ecologistas, yo tengo publicado un artículo titulado La ecología como excusa demográfica, así que queda bastante claro que yo pienso que hay mucha coincidencia entre los planteamientos neomalthusianos y el pensamiento de no pocos ecologistas, sobre todo de aquellos que militan en organizaciones no gubernamentales que preconizan abiertamente el control de la natalidad, o acaso la idea de que la especie humana se halla en una situación de igualdad, pero no de superioridad, respecto de las demás especies animales y vegetales. Esto no quiere decir que todos los ecologistas sean controlistas, pero sí hay muchas coincidencias, por regla general.

¿Por qué en países de Europa, como Francia, donde la población envejece a marchas forzadas, se están liberalizando cada vez más los métodos antinatalistas? ¿Cree usted que los Gobiernos europeos no tienen todavía verdadera conciencia del peligro que supone el envejecimiento de la población, o es que las estrategias electorales están por encima de las preocupaciones por el bien común a largo plazo?

        Usted pone el dedo en la llaga de la incoherencia de los Gobiernos europeos ante los problemas de la penuria demográfica; es decir, reconocen que hay problemas derivados del descenso de la natalidad, pero no ponen los remedios, que en un principio sólo pueden ser fomentar la fecundidad o estimular la inmigración. Pero en ambos aspectos parece que los Gobiernos de la Unión Europea -también en España- se inhiben por razones que yo desconozco, aunque está claro que los dirigentes políticos conocen perfectamente los peligros del llamado invierno demográfico que se está gestando en nuestro continente.
         Causa auténtica sorpresa la inhibición de los políticos en este ámbito; tengo la impresión -¡ojalá me equivoque!- de que los dirigentes de todo el espectro político, como usted sospecha, tienen miedo a la hora de manifestarse con rotundidad en favor del estímulo de la natalidad o de la acogida de inmigrantes, por temor a expresar opiniones impopulares que harían perder votos. Yo, personalmente, creo que esto no sería cierto, es decir, que la verdad expuesta con sencillez no espantaría al electorado, mientras que las medias tintas y la política de avestruz no hacen más que exacerbar el problema y confundir a los ciudadanos.
         Yo opino que esta inhibición respecto de la verdad es un fraude, o en todo caso una vía equivocada, que sólo puede acarrear mayores disfunciones. Yo apostaría por una defensa coherente, inequívoca y rotunda del incremento de la natalidad, siempre -claro está- que venga acompañada de una política fuerte y generosa de fomento a la familia y a la procreación. Alternativamente, apostaría por una política fuerte y generosa de fomento y acogida de inmigrantes, lo que tampoco se está haciendo en el momento actual, y no deja de causar asombro en vista de lo que sabemos a ciencia cierta acerca de las consecuencias sumamente negativas de la desnatalidad en Europa.

Por último, usted definió hace tiempo el neomalthusianismo como una religión. ¿Podría explicar esto más detalladamente?

        Todas las religiones tienen una serie de elementos que las caracterizan, como por ejemplo un cuerpo de doctrina, creencias, dogmas, profetas, libros sagrados, mandamientos, liturgia, ritos, finalidad, etc. En este sentido, el neomalthusianismo, más que un movimiento basado en hechos reales comprobados científicamente, gira en torno a una serie de supuestos (doctrina, creencias) basados en el pensamiento de Malthus (profeta), que en su famoso Ensayo sobre el principo de la población (libro sagrado) dicta unas reglas fijas (mandamientos) y una serie de métodos (liturgia, ritos) para llevar a cabo el control de la natalidad, cuya aplicación es absolutamente necesaria e inamovible (dogma) para la supervivencia de la Humanidad (finalidad).
        Por esto digo que es una religión, que tiene millones de adeptos que han hecho un acto de fe en el pensamiento de Malthus, sin haber comprobado la falsedad de ese pensamiento, ni admitido la bondad de los argumentos contrarios, que no parten de creencias, sino de hechos científicamente comprobados. Esto explica, en parte, la gran cantidad de seguidores que tiene este movimiento, cuya adhesión no obedece a un raciocinio consciente, sino a una fe ciega, a una defensa del control de la natalidad, basada en una convicción que tiene dificultad a la hora de admitir la opinión contraria, a pesar de las pruebas. Con esto no quiero decir que los antinatalistas sean personas que obran de mala fe, y mi experiencia es que la mayoría siente un auténtico interés sincero en ayudar a los demás. Pero están equivocadas en sus planteamientos y en sus métodos: el neomalthusianismo no es un movimiento científico, sino una religión, pero falsa.

¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...