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martes, 28 de mayo de 2013

Capacidades personales

Por Victor Kuppers

¿Tiene futuro el estado del bienestar?


Por Antonio Argandoña, Universidad de Barcelona, IESEEl día 23 de mayo publiqué en El Periódico un artículo con ese tema. Mi respuesta es que, tal como lo conocemos ahora, el estado del bienestar no es sostenible. Y nunca lo será, porque está planteado sobre la base de que todos tenemos derecho a todo, público, de calidad y ya: y un derecho que la sociedad no puede pagar no es tal. Y también porque se presta a abusos, como negarse a aceptar un empleo porque esto supone tener que renunciar a la prestación por desempleo.

En el artículo ofrezco algunas ideas sobre cómo reformar el estado de bienestar sin desmontarlo. Una idea: en esa reforma hay que tener en cuenta a todos, porque el estado del bienestar está emparentado con todas las políticas sociales: educación, vivienda, pensiones, dependencia, sanidad, trabajo, fiscal… Y esto exige visión de conjunto, porque los problemas están relacionados entre sí.
Otra: la responsabilidad sobre el bienestar de que hablamos es del ciudadano, no delEstado; esto viene exigido por la dignidad de la persona. Esto significa participación en el diseño, seguimiento y evaluación de las políticas. Y no hay que dar todo lo que el beneficiario pide, porque eso no es sostenible, ni respetuoso con la dignidad de la persona, ni, por tanto, justo. Me parece que el criterio debe ser la cobertura de riesgos importantes: si necesito un trasplante, eso me lo ha de dar la sanidad pública, pero las aspirinas me las he de pagar yo. Y también los riesgos que afecten a los demás, como el contagio por falta de vacunación.
Otro criterio: todos tenemos derecho al estado del bienestar, pero no todos tenemos el mismo derecho. Habrá que establecer prioridades, no en función de preferencias políticas, sino de criterios objetivos: niños en situación de pobreza, ancianos sin recursos… Y habrá que comprobar el grado de necesidad.
Luego están las condiciones que hemos de poner a los que ofrecen el servicio. Ya he mencionado la necesidad de coordinarse con otras oficinas, para poner la prioridad en el beneficiario. Habrá que exigir eficiencia y calidad: lo importante no es lo que se gasta, sino cómo ese gasto beneficia al usuario. Y esos servicios los presta, sí, el Estado, pero también las organizaciones sociales, las familias, las escuelas, las instituciones religiosas y otras muchas. Ahora que falta financiación, ¿no convendría coordinar el trabajo de todos, para beneficio del ciudadano necesitado?

jueves, 23 de mayo de 2013

Amor heroico



Dentro de tres semanas se cumplen 5 años de la muerte de Agata Mroz,  una desaparición que conmocionó a Polonia entera. El día de su funeral, miles de polacos se agolparon en el exterior de la iglesia, pues el templo no podía albergar más que unos pocos cientos de feligreses. Hubo llanto, oración, cantos y una profunda tristeza. Habían perdido a una gran deportista y, sobre todo, a una grandísima persona. Su vida fue corta, pero iluminó a muchos, y merece que hoy la recordemos.

Agata Mroz nació en Dąbrowa Tarnowska el 7 de abril de 1982. Desde muy joven destacó en el deporte del voleibol, en el que cosechó éxitos como alevín, infantil y juvenil. A la edad de 17 años le diagnosticaron la enfermedad de la leucemia. Su familia sufrió enormemente con la noticia, pero ella no se abatió. Dijo a sus familiares que iba a luchar por la vida con todas sus fuerzas, pero que necesitaba su apoyo y su alegría. Y venció. En poco más de un año estaba ya restablecida, y volvió de nuevo a entrenar para recuperar el tiempo perdido. Con 20 años se convirtió en la estrella nacional de este deporte, y con 21 lideró el equipo nacional polaco hasta ganar la final del Campeonato de Europa (2003), hazaña que repetiría también en 2005.

En septiembre de 2006 vino a nuestro país fichada por el CAV Murcia, y gracias a ella el Club murciano ganó el Campeonato de España con clara superioridad. Pocas semanas después volvieron a aparecer los síntomas de la leucemia, y Agata tuvo que retirarse de la competición y volver a su Polonia natal, donde fue recibida con entusiasmo. Los medios de comunicación la calificaban entonces como la mejor deportista polaca del siglo XXI.

Empezó entonces su calvario con la enfermedad. Tuvo que someterse a incesantes transfusiones de sangre, y todo el país se movilizó en una inmensa cadena de solidaridad para salvar a su estrella del deporte. Miles de personas donaron sangre como gesto de apoyo.

El 9 de junio de 2007 se casó con Jacek Olszewski. Su delicada salud le impidió realizar el proyectado viaje de bodas, pero eso poco le importó. Estaba con su marido y eso bastaba. A los pocos meses supo que estaba embarazada. Cuando acudió a los médicos, le dijeron que su enfermedad se estaba agravando rápidamente, y le aconsejaron abortar.

Agata tomó entonces una decisión heroica: no sólo rechazó el aborto, sino que postergó el trasplante de médula que estaban preparando los médicos hasta que pudiera dar a luz a su primera –y así lo intuía- también su única hija.

La prensa se hizo eco de esa decisión, y le pidieron varias entrevistas. En una de ellas, realizada al diario Dziennik en febrero de 2008, declaró con sencillez que nunca se había arrepentido de haberse quedado embarazada. "La noticia de que iba a ser madre me hizo sentir afortunada. Me llenó de alegría, porque quería sentir lo que suponía ser madre y dar a luz una vida humana; y también porque así le daría a mi esposo algo bueno de mí misma", fueron sus palabras.

Su hija Liliana nació el 4 de abril de 2008. Pocas semanas después, Agata se sometió al trasplante de médula, pero estaba ya muy debilitada. Aún resistió mes y medio, pero su cuerpo no superó las complicaciones que sobrevinieron y falleció en el hospital el 4 de junio de 2008. Tenía 26 años.

Sus funerales se celebraron el 9 de junio: en la misma iglesia y en el mismo día en que se casó con Jacek un año antes. Las multitudes lloraron su pérdida y quisieron acompañarla en su último adiós. Los medios de comunicación recordaron sus triunfos en el deporte, pero la gente le recordó por su valentía y generosidad al enfrentarse a la leucemia.

El Obispo Auxiliar de Kielce, Mons. Marian Florczyk, presidió los funerales y aseguró que Polonia había recibido de Agata “un impresionante testimonio de amor: a su país, a su marido y al sagrado don de la vida. Ese amor heroico a su hija aún no nacida es el mejor testimonio para esta sociedad, que parece no saber apreciar el gran regalo de la familia y de la vida humana”.

Su hija Liliana asistió a la ceremonia en brazos de su padre. Actualmente ambos viven en Brelavia, donde murió Agata. Jacek no deja de recordar a quienes le preguntan lo buena que fue su mujer, y el amor heroico que tuvo hacia su hija, antes de que naciera.

jueves, 16 de mayo de 2013

Nostalgia del padre


Por Cristina Abad



Vivimos la edad de oro de la ficción televisiva. Nunca hasta ahora se había producido tal eclosión de series de televisión y, lo más curioso, en muchos casos sin televisor y sin serialidad en el visionado. Internet se ha convertido en el catalizador, capaz de acelerar, inducir y propiciar la creación y la recepción de las historias de siempre.

Porque, ¿qué son al fin y al cabo las series sino la continuación de los grandes relatos de la literatura popular que han fascinado al público desde los albores de la humanidad? Nos gusta que nos cuenten historias porque nos gusta que nos cuenten nuestra propia historia.

 Personalidades del mundo académico, creativos de series y apasionados de la ficción televisiva han discutido sobre la figura del padre en la ficción seriada, en el marco de un congreso celebrado en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma (PUSC) entre los días 22 y 23 de abril.

 No podemos saber qué pensaría Aristóteles del detective Kurt Wallander, personaje creado por el escritor sueco Henning Mankell y protagonizado por Kenneth Branagh para la serie Wallander de la BBC, expresión del género “nordic noir”. Según el profesor Juan José García-Noblejas, el estagirita reconocería las reglas de la mímesis que estableció en su Poética: “La actividad de mimetizar es propia de la naturaleza humana, porque en ese proceso aprendemos a conocer, también a conocer el mal”.

“Wallander –explica el profesor de Teoría General de la Comunicación de esta Universidad– es un buen policía pero no es buen hijo, ni buen esposo, ni buen padre. Tiene un gran desconcierto respecto de la sociedad en la que vive y se esfuerza en batallar por la piedad respecto de su padre y busca ser acreedor de honor por parte de su hija, las dos grandes tendencias de la ética social”.

Fronteras borrosas
¿No es acaso esta nuestra propia historia? Costanza Miriano, periodista de la RAI y escritora, pone el dedo en una de nuestras llagas contemporáneas: “Las fronteras entre el bien y el mal se vuelven borrosas, también los roles padre-madre tienden a uniformarse. Antes la madre protegía y el hombre marcaba el camino. Hoy no hay jerarquía interna, ni autoridad”.

Y el director de la revista de crítica cinematográfica y televisiva Fila Siete y profesor del Centro Universitario Villanueva, Alberto Fijo, como el cirujano que entra en el quirófano, examina esas manifestaciones de la enfermedad a la luz de un texto de Juan Orellana: “Una de las características evidentes de nuestra civilización posmoderna es el cambio de rol de la figura paterna, o más bien su progresiva disolución y difuminación”.

Para concluir, Mons.Luis Romera, rector de la PUSC, con un diagnóstico de disfunción: “Según Bauman, la autonomía da derechos que no podemos vivir de hecho porque el ser humano no es autónomo. El padre es la figura que da la vida, que protege, que trasmite el gran valor de lo humano: el que abre el espacio de la libertad. Cuando se cae en el paternalismo o en el autoritarismo, entra en crisis”.

En ese arco de posibilidades y en la ausencia del padre encontramos a muchos de los protagonistas de la ficción televisiva actual.

Paternidades periféricas y vicarias
Fijo ve la figura del padre en las series como recurso más que como tema, como pilar sobre el que se construye las aventuras del “héroe”, en particular en la serialidad británica contemporánea.

Downton Abbey, Luther, The Hour tienen en común ser series “vivas”, emitidas en abierto por cadenas públicas y con guionistas británicos que han dado el salto al cine. “Ese héroe es el hijo que no tiene padre o que ha perdido la relación con él o que la tiene, pero tremendamente desvirtuada –asegura–. Matthew Crawley y John Luther no tienen padre. Freddie Lyon lo tiene pero se trata de lo queda de un padre”.

“Paternidad periférica hay, y mucha, en The Hour –continúa–. Freddie Lyon pierde tres padres (el suyo, Clarence y Lord Elms), juguetes rotos en un guiñol donde los que manejan los hilos son personajes por así decirlo sin familia, absolutamente consagrados a la maquinación. El protagonista de Luther no se hace a la idea de estar sin su mujer. Esquizoide, abrumado por el mal, se enfrenta a él y se rompe, porque no tiene donde reponerse. Su refugio, su medicina, será cuidar de los demás, en una suerte de paternidad vicaria: hacer las veces de padre de gente que o no lo tiene o lo ha eliminado de su vida”.

“Robert y Matthew, las figuras paternas en Downton Abbey, son la tradición, en dos estadios evolutivos. La modernidad les afecta, una modernidad que rebota en el frontón femenino. Celos, lealtad, soberbia, venganza, perdón se ponen en marcha con el concurso de personajes masculinos que el guionista Julian Fellowes modela con mucha habilidad, convirtiéndolos en reactivos que hacen cambiar a las mujeres”.

El padre que cae
Precipitándose como esposos y padres, y con gran sentimiento de culpabilidad, tenemos a los personajes principales de las series de cable estadounidenses. Según Paolo Braga, profesor de la Università Cattolica del Sacro Cuore, Mad Men, Breaking Bad e In Treatment tienen en común que se transmiten por canal de pago, tienen un padre por protagonistas y están basados en un esquema dramático común: la crisis de la edad del personaje principal que tiene o comienza una doble vida. En el origen de esta fórmula encontramosLos Soprano (HBO, 1999). Más atrás toda una tradición de ficción televisiva basada en la crisis existencial que bebe de un patrimonio de la literatura contemporánea, “de Salinger a Carver y Cheever, a través de Miller y Mamet”.

Mad Men no es una serie enteramente dedicada al tema de la paternidad –dice Paolo Braga–, pero esta cuestión se encuentra cerca del corazón de la historia”. “Don Drapper es un padre desprovisto de puntos de referencia. Un hombre que tiene una hermosa familia y éxito en el trabajo, pero que está cayendo en picado”, como bien expresa la presentación del personaje en caída libre desde un rascacielos de Madison Avenue. La serie trata de las expectativas: “El choque entre lo que quiero y lo que quieren de mí”. La publicidad es la concreción en la serie de expectativas metafóricas de los demás y el humo de los omnipresentes cigarrillos simboliza esta tensión no resuelta entre las expectativas internas y externas.

Mr. White, de Breaking Bad, es un profesor de química que sabe que sufre de cáncer, y comienza a producir drogas sintéticas en secreto para ganar dinero y apoyar económicamente a su familia cuando muera: “una mezcla entre Mr. Chips y Scarface”. “La cuestión de fondo es: ¿hasta dónde se puede caer en la transformación de un personaje? La serie explora el tema de la responsabilidad moral. Para ser más precisos, el tema de las consecuencias de una conducta inmoral”.

El psicoanalista Paul Weston de In Treatment es un profesional serio, convencido de la utilidad de su trabajo, una persona equilibrada con una esposa hermosa y a su altura, un padre que sabe cómo hablar con sus hijos, y que en la primera temporada asiste al propio derrumbe de esa autoimagen positiva y a la pérdida del sentido de la ética.

Sin embargo, como espectadores podemos empatizar con los tres. “La estrella de Mad Men hace cosas equivocadas, no es un moralista pero tiene un sentido moral parcial, vive en un malestar existencial del que es consciente”, sobre todo en momentos de soledad. “Mr. White ama a su familia. Lo que hace, lo hace por ellos. Y despierta en el espectador la admiración, la compasión, el amor y la esperanza de redención”. “Paul Weston, a pesar de la caída de la existencia, es un buen profesional, hay repercusiones de su trabajo que hacen comprensible su disolución como psicoanalista. Actúa mal pero es consciente de estar equivocado”.

¿Por qué enganchan las series?
Alberto Nahum García, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra, alude a cinco factores que explican por qué enganchan las series.

En primer lugar, la distribución marcada por la globalización, que ha servido para extender contenidos de calidad. “Medio mundo amaneció antes para ver en directo el final de Lost. Hablamos de la TV como la caja tonta, pero en realidad es una caja muy lista que se ha emancipado y ya no necesita de un único receptor”.

En segundo lugar, el producto, que ha experimentado un salto de calidad. “Se han roto las fronteras entre TV y cine. Hay una gran tradición, sobre todo en EE.UU., donde cada vez más cineastas y actores maduros se pasan a la TV”.

También, la ambientación temática, marcada por una “ambigüedad, un gris moral” (Breaking Bad, The Shield), que reta constantemente nuestra conciencia, a lo que contribuye la ‘libertad’ del cable (más violencia, más sexo), la posibilidad de ahondar temporalmente en conflictos que requieren tiempo, y de tratar cuestiones políticas, como vemos en Homeland, 24, The Americans.

Por último –señala García–, la sofisticación de las historias, para lo que las series se han convertido en campo ideal de guionistas (posibilidad de contar la historia a fuego lento, como en Fringe; o de tener 25 minutos para hablar, como en In Treatment), incluso volviendo sobre sí misma hasta “romper la cuarta pared”. Y las narrativas trasmedia, en las que el espectador es actor y creador, reina y gobierna: ve la serie cuando quiere, la deja, habla sobre ella, etc.

Alberto Fijo da un paso más. “Vivimos la edad de oro de la ficción seriada televisiva, con unos niveles de escritura, realización y diseño de producción nunca vistos. Pero, como decía Joubert, ‘los primeros poetas o los primeros autores volvían sabios a los locos. Los autores modernos buscan volver locos a los sabios’. Basta asomarse a buena parte de la producción del cable norteamericano para extender un cheque en blanco a Joubert. Se multiplican los relatos que buscan desesperadamente la atención de los productores, que, a su vez, se las ingeniarán para ganarse la fidelidad de un espectador que no es el espectador que hemos conocido hasta el año 2000, sino lo que llamaremos el espectador posmoderno, el espectador-seguidor, que se ha quitado el yugo de los programadores de TV y consume seri es en Internet. Es el espectador que ha soltado el mando y ha empuñado el ratón o levantado el índice para descargarlo sobre la pantalla del iPad”.

Las series no son la vida
Recogiendo la llamada de atención de Roger Silverstone sobre el “peligroso trasvase” entre el mundo de los medios y nuestro mundo, García-Noblejas concluye algo evidente pero no por ello recordado: que el mundo de la ficción televisiva no coincide con nuestro mundo real.

Es preciso “reconocer la fragilidad y porosidad de nuestra frontera”, que se debe –según Silverstone– a que “las infinitas pequeñas historias de los medios sustituyen a las grandes narraciones del mundo: las ideologías, las filosofías, las religiones”.

Con frecuencia nos identificamos con los personajes, como personas de referencia para nuestro mundo real. Y esto, explica el profesor, es un error. “La ética está en la capacidad de comprender los principios de acción que el hombre tiene. No siempre vale la identificación final con los personajes, porque éstos no tienen en sí mismos los principios de las acciones, que de ordinario vienen con las historias que incluyen a esos personajes”.

Saber contar buenas historias
Llegados a este punto, ¿es misión del cine o de la televisión transmitir valores? Alberto Fijolo tiene claro: “El cine está para narrar y la ficción seriada también, no para transmitir valores”, además de que “no creo en los valores sino en las virtudes”. “En The Good Wife, hay pocos valores y sin embargo es interesantísimo el modo de abordar la cuestión de la paternidad. Lo importante es procurar la formación de la gente y saber cuándo está preparada para ver determinada cosa”.

Costanza Miriano apostilla: “Me preocupa enormemente el problema de la estupidez. Creo que la inteligencia es tan importante como la verdad. Yo no tengo tiempo de ver series, creo que la única que me ha enganchado ha sido The Newsroom. No puedo estar de acuerdo con lo que veo pero no por ello resulta poco instructivo”. “Realmente –añade Fijo– un niño expuesto a algo aparentemente inocuo como Disney Channel muchas horas al día puede caer en la estupidez”.

Armando Fumagalli, profesor de la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milán y consultor de guiones para la productora Lux Vide, que presentó su libro Creatividad al poder. De Hollywood a Pixar (pasando por Italia), puso algunos ejemplos que ponen de manifiesto las posibilidades de conciliar el conflicto dramático con una visión positiva de la paternidad.

En particular mencionó la miniserie sobre Ana Karenina, en la que se da relieve a todas las historias, y se recupera la importancia como contrapeso de la pareja Levin-Kitty. Habló también de tres series de éxito en Italia donde priman buenas figuras paternas: Don MateoQue Dios nos ayude y Me he casado con un policía.

En busca de la catarsis
La cuestión de fondo es que muchas de las series mencionadas “muestran y al mismo tiempo ponen en tela de juicio el desequilibrio vital que supone centrarse en las responsabilidades de la ocupación profesional, cuando esto sucede en detrimento de la vida familiar”, comenta el profesor García-Noblejas. “Ofrecen una salida a la misma situación que retratan, que apunta hacia el principio moral de hacer bien el bien, o de hacer lo que se tiene que hacer y hacerlo bien”.

Es lo que sucede, por ejemplo, con Wallander. “Nos enfrentamos a un mundo contextual con un estilo de vida que en principio podría parecer envidiable pero que constituye un estado de cosas muy críticamente explorado y juzgado por los profesionales que idearon y produjeron estas series”.

“Han sido sus respectivos públicos nacionales, añade, quienes –viviendo como ciudadanos en un contexto semejante al realísticamente dramatizado–, no solo han convertido unosbestsellers (como los de Mankell) en blockbusters, sino que también han convertido en un acontecimiento social las series producidas por Danmarks Radio (DR), la televisión pública danesa, concebidas como provocación al debate acerca de los asuntos cívicos presentados, sin dejar de ser un entretenimiento de calidad”.

Hay en los personajes del “nordic noir” –concluye el profesor de la PUSC– una especie de nostalgia, es decir, de sentido de ausencia de un patria, una familia y unos amigos, que no están en ninguna arcadia feliz del pasado, sino que se encuentran en un futuro deseado y que se ha de traer al presente para que las cosas no continúen siendo lo que ahora son: el tono ético-político y estético con que su vida llega al espectador dice: “nuestra realidad es así, pero no queremos o no quisiéramos que siguiera siendo así para nuestros hijos”. “En este sentido, son catárticas”. “Siguen –añade Paolo Braga acerca de las tres series citadas por él con anterioridad– una narración lineal claramente trágica, una forma de contar historias que enseña a través de la negación”.

Ejemplos de esta catarsis han sido expuestos tanto en ponencias como en comunicaciones a lo largo del congreso sobre “La figura del padre en la serialidad televisiva” con títulos como “Fringe, desesperación y redención de un padre”, “Los Soprano. El conflicto de vincular dos mundos irreconciliables: el crimen y la vida familiar”, “La catarsis incompleta de Father&Son” o “¿Un sicario nace o se hace?, Claves narratológicas del éxito de la webserie The Confession”.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Blood money, el negocio del aborto


Uno de los documentales que mejor explica el entramado empresarial del negocio del aborto es “Blood Money”. Dirigido por David Kyle y narrado por la doctora Alveda King -sobrina de Martin Luther King- el film se basa en el libro “Blood Money” de Carol Everett, ex dueña de una clínica abortista estadounidense.
La película cuenta también con el testimonio de Norma McCorvey, cuyo caso particular posibilitó la liberalización del aborto en Estados Unidos. Convencida activista en favor de la interrupción del embarazo y trabajadora de la industria abortista, McCorvey lucha hoy por defender al no nacido frente a un negocio que se lucra a costa del sufrimiento de las madres. Muchas de estas mujeres aparecen también en la película. Testimonios desgarradores de quienes vieron en el aborto su única salida y hoy sufren las consecuencias de una decisión que, muchas, tomaron sin querer.

Jornada Mundial de la Juventud: Plan del Papa Francisco


Ciudad del Vaticano, 7 mayo 2013 (VIS).-El Papa Francisco efectuará un viaje apostólico a Río de Janeiro (Brasil) del 22 al 29 de julio de 2013 con motivo de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
El Papa saldrá del aeropuerto romano de Ciampino a las 8,45 del 22 de julio y llegará a Río de Janeiro a las 16,00 (hora local). La ceremonia de bienvenida tendrá lugar una hora más tarde en los jardines del Palacio Guanabara de Río de Janeiro donde será recibido por el presidente de la República.
Hasta el miércoles, 24 de julio, el Santo Padre estará en la Residencia Sumaré de Río de Janeiro. Ese mismo día por la mañana se trasladará en helicóptero al santuario de Nuestra Señora de la Concepción de Aparecida donde celebrará la Santa Misa. Más tarde almorzará con los obispos y los seminaristas de la provincia en el Seminario del Buen Jesús de Aparecida. Por la tarde regresará a Río de Janeiro para visitar el hospital de San Francisco de Asís de la Providencia.
El jueves, 25, el Papa recibirá las llaves de la ciudad de Río de Janeiro y bendecirá las banderas olímpicas en el Palacio de la Ciudad. Esa misma mañana visitará la comunidad de Varginha (Manguinhos). Por la tarde, a las 18,00, en el paseo marítimo de Copacabana tendrá lugar la fiesta de acogida de los jóvenes al Santo Padre.
El 26 de julio, a las 10,00, el Papa confesará a varios jóvenes de la XXVIII JMJ en el parque de la Quinta de Boa Vista. A las 11,30 encontrará a algunos jóvenes reclusos en el palacio arzobispal de san Joaquín desde cuyo balcón rezará el ángelus a mediodía. A las 12,15 saludará al Comité organizador de la XXVIII JMJ y a sus benefactores y a las 13,00 almorzará, siempre en el palacio arzobispal con un grupo de jóvenes. A las 18,00 tendrá lugar el Via Crucis con los jóvenes en el paseo marítimo de Copacabana.
El sábado, 27 de julio, se abrirá con la Santa Misa celebrada con los obispos de la XXVIII JMJ, con los sacerdotes, religiosos y seminaristas en la catedral de San Sebastián de Río de Janeiro. A continuación el Papa encontrará a la clase dirigente del país en el Teatro Municipal. Finalizado el encuentro, almorzará con los cardenales de Brasil, la presidencia de la Conferencia nacional de los Obispos de Brasil, los obispos de la región y el séquito papal en el refectorio del Centro de Estudios de Sumaré. A las 19,30, tendrá lugar la vigilia de oración con los jóvenes en el Campus fidei de Guaratiba.
El domingo, 28, a las 9,00, el Papa celebrará la Santa Misa para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en el Campus fidei de Guaratiba. Esa tarde se encontrará con el Comité de coordinación del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) en el Centro de Estudios de Sumaré. El Santo Padre se despedirá de Sumaré poco antes de las 17,00 para encontrarse con los voluntarios de la XXVIII JMJ y a las 18,30 tendrá lugar la ceremonia de despedida del pontífice en el aeropuerto Galeao/Antonio Carlos Jobim. El Papa saldrá de Río de Janeiro a las 19,00 y su avión aterrizará en Roma el lunes 29 de julio a las 11,30.

jueves, 2 de mayo de 2013

Los cristianos que adoctrinaron los Apóstoles


De la carta a Diogneto
(Caps. 5-6: Funk 1, siglo II)
Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por el lenguaje, ni por su modo de vida. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.

Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.

Viven en la carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida. Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como a extraños, y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.

Para decirlo en pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.

El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman a lo que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que mantiene unido al cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.

¿Qué le pasa a la ONU?

   Por    Stefano Gennarini, J.D       La ONU pierde credibilidad con cada informe que publica. Esta vez, la oficina de derechos humanos de ...