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domingo, 28 de febrero de 2010

“El verdadero origen de esta crisis está en el derrumbe de la natalidad en Occidente”

entrevista de irene hernández velasco a ettore gotti tedeschi / www.elmundo.es /

sábado 20 de febrero de 2009


Lugar de DE NACIMIENTO: Pontenure (Emilia-Romagna, norte de Italia) / EDAD: 64 años / FORMACIÓN: Licenciado en Economía por la Universidad de Parma / OCUPACIÓN: Presidente del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), más conocido como Banco Vaticano / SUEÑO: Que la economía se rija por una ética cristiana



No hablar de la Santa Sede ni de la Banca Vaticana. Ésa es la condición que el economista italiano Ettore Gotti Tedeschi pone a la hora de conceder esta entrevista. Lo que significa no hablar ni una sola palabra de su trabajo actual. Porque desde septiembre pasado, este italiano de 64 años, padre de cinco hijos y que predica que el capitalismo y la moral cristiana son perfectamente compatibles, es el nuevo banquero de Dios. Es decir: es el hombre al frente del todopoderoso Instituto para las Obras Religiosas (IOR), más conocido como Banco Vaticano.

Muchos aseguran que detrás de la última encíclica de Benedicto XVI (la primera de carácter económico de Ratzinger) se encuentra su mano. Algo que él, desde su austero despacho en el torreón del Banco Vaticano, niega categóricamente. «Caritas in Veritate la ha escrito el Papa, y sólo el Papa», subraya. Aunque concede que Benedicto XVI solicitó indicaciones a algunos expertos.

Además de su nuevo cargo como responsable de las finanzas de la Santa Sede, Gotti Tedeschi sigue asesorando a Giulio Tremonti, ministro italiano de Economía, y continúa manteniendo una estrecha relación con Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, con quien comenzó a trabajar en 1992 y con el que le une una profunda amistad. Hasta el punto de que cuando el banquero español le llamó para pedirle que se convirtiera en el máximo responsable del Santander en Italia, Tedeschi no dudó en abandonar el banco de inversiones Akros, que él mismo había fundado a principios de los 80 junto a Gianmario Rovero.

Si me he informado bien, usted sostiene que el origen de la crisis económica mundial se encuentra en la caída de la natalidad.

Efectivamente. Yo no tengo ninguna duda de que el origen verdadero de la crisis es el derrumbe de la natalidad en los países occidentales. Y no soy el único que lo cree, también lo piensan otras muchas personas.

¿Y me lo puede explicar, por favor?
En el mundo occidental, en torno a 1975, se desarrolló una escuela de pensamiento muy fuerte conocida como neo-malthusianismo de la escuela de Stanford. Retomaba las teorías de Malthus y aseguraba que el planeta había registrado en los últimos años un crecimiento de la población muy fuerte, en torno al 4%, y que si ese crecimiento continuaba, millones, decenas de millones de personas, morirían de hambre antes del año 2000, sobre todo en los países asiáticos, fundamentalmente en China y en India. No sólo no ocurrió eso, sino que ha pasado lo contrario. Porque el hombre es superior a algunos fenómenos naturales y sabe intervenir con la inteligencia. Pienso, por ejemplo, en el desarrollo de la tecnología agrícola, que ha conseguido que trozos de tierra donde antes crecían cuatro coliflores hoy produzcan 40. Pero no han sido las nuevas tecnologías alimentarias las que han dado al traste con los augurios de los neomalthusianos. Ha sido el proceso de globalización. Y éste nació para compensar la caída en el número de nacimientos.

Disculpe, pero sigo sin ver cómo ha sido la baja natalidad la que ha provocado la crisis…
La caída de la natalidad provoca la caída del desarrollo, y ésta es lo que genera la crisis. Pongamos como ejemplo una población de 100 millones de habitantes que haya tenido en el periodo precedente un índice de crecimiento anual del 4%, es decir, que, tras sumar todos los nacimientos y restar todas las defunciones, pasa en un año de 100 millones de personas a 104 millones. Pongamos que en tres años el índice de crecimiento de esa población cae a cero. Significaría que la población vuelve a 100 millones, que el índice de natalidad es de mera sustitución, que cada pareja tiene dos hijos. Con un crecimiento cero, la población se mantiene estable en número. Pero se modifica como estructura, porque disminuye no sólo el número de jóvenes que acceden al mercado laboral sino también el número de niños que van a la escuela. Y, por ejemplo, las familias con un solo hijo o sin ninguno ahorran menos que las familias numerosas. Cambian completamente los comportamientos socioeconómicos. Pero, sobre todo, el crecimiento cero produce el envejecimiento de la población. Aumenta el porcentaje de personas jubiladas, que no producen. Y mantener una sociedad así implica mayores costes económicos: se incrementan los gastos fijos (en pensiones y sanidad) mientras que disminuye el ingreso en capacidad productiva y disminuyen los ahorros, y con ellos la masa monetaria de la que disponen los bancos. Y en esa situación -que afecta exclusivamente a la triada económica: Norteamérica, Europa y Japón- obviamente no se pueden bajar los impuestos.
¿Pero no se puede compensar la caída de la natalidad con la inmigración?
La inmigración ha venido acompañada del fenómeno de la deslocalización… Para tratar de reducir los costes del sistema hemos deslocalizado a Asia las producciones low cost, lo que ha llevado riqueza, recursos, desarrollo y tecnología a esos países. Algunos de ellos incluso se han emancipado en las técnicas productivas y se han convertido en grandes países consumidores y de ahorro. Las naciones asiáticas, donde la natalidad no ha caído, no sólo no se mueren de hambre sino que son las que en estos momentos mantienen en pie la economía occidental. Hasta el punto de que Estados Unidos empezó en 2000 a sentir miedo ante el crecimiento de China. ¿Y sabe qué paso dio entonces EEUU? Pues hacer crecer el Producto Interior Bruto (PIB) a débito.

Perdone mi ignorancia, ¿y eso qué significa?
Significa que cualquiera puede aumentar su PIB. Imagínese que yo tengo un país con un PBI de 100 y quiero que aumente al 120. Es muy fácil si encuentro un banco que me financie ese 20 que me falta. Funciona exactamente igual que con las personas: si usted quiere comprarse un Porsche y una casa nueva y alguien le da dinero para ello, aumenta su nivel de vida. Y si usted representa el 100% de las personas de un país, ese país aumenta su PIB. El problema es que hay que pagar las deudas. Y los países no las han pagado porque han financiado a personas que no podían pagarlas. Para financiar ese crecimiento del PIB se han concedido préstamos muy arriesgados que no se podían devolver. Ésa es la paradoja que ha generado la crisis financiera. El PIB no crecía porque se dejaron de tener hijos.

¿No cree entonces que la culpa haya sido de los bancos?
Noooo. La culpa ha sido de los gobiernos. ¿Se acuerda cuando en octubre de 2007 George Bush dijo en el G-7: 'Nos hemos equivocado'? ¿Y cuando hace un año Obama aseguró: 'Los estadounidenses deben dejar de vivir por encima de sus posibilidades'? Implícitamente, ambos presidentes admitieron que había algo que no funcionaba. El Gobierno sabía que estaba sosteniendo un crecimiento que era demasiado fuerte y no sostenible.

La pregunta es: ¿fue primero el huevo o la gallina? ¿La gente empezó a tener menos hijos a causa de la crisis o la disminución de la natalidad provocó cambios en la economía?
Es una pescadilla que se muerde la cola. La caída de la natalidad ha provocado la caída del índice de desarrollo económico, lo que a su vez ha hecho caer más la natalidad. Pero lo peor de todo es que esto nace de una ideología que ha condicionado el pensamiento de referencia y que decía que tener hijos significaba destruir el planeta, que el hombre es el cáncer del universo y cosas así. Cuando yo tuve a mi tercer hijo, sentí que muchos me consideraban un contaminador de la humanidad, algo así como un caso de fanatismo religioso. Y luego tuve otros dos.

¿Cómo ve la situación? ¿Está el mundo saliendo de la crisis?
A grandes rasgos, se ha aumentado el endeudamiento total de todos los sistemas: del de Estados Unidos, del de Italia, del de España… La deuda de un sistema es la acumulación de la deuda pública (la del Estado), la de las familias, las de las empresas y la de las instituciones financieras. Si sumamos todas, sale la deuda del sistema. En los últimos años ésta pasó de representar cerca del 200% del PIB al 300% actual. Esa deuda no es sostenible: hay que desinflarla, y llevarla al nivel de hace 10 años.

¿Y eso cómo se consigue?
Lo primero que están haciendo los bancos es reducir el crédito. Pero así la economía real entra en crisis porque produce menos. Se exporta menos, se vende menos, se consume menos y se emplea menos. Otra posibilidad es declarar una mora en los pagos, como hizo Argentina, pero eso no se lo recomiendo a nadie porque después, y durante una década, uno se queda fuera de la comunidad económica financiera. Y otra opción es inventarse burbujas o shocks. Quizá Estados Unidos puede inventarse uno…

¿Qué entiende por shock? ¿Una conmoción?
Es un efecto muy fuerte, algo que cambia la economía. Y el tercer camino es el de la austeridad. Es decir, se crea el ahorro: se gasta poco, se crece poco, se consume poco, se invierte poco. Y se reconstruye un sistema en 5-7 años, esperando que algo pase. Cuarto camino: inflación, algo que debería evitarse.

Lo que no parece es que la natalidad vaya a aumentar en Occidente, ¿no?
La natalidad seguirá siendo baja en Occidente. Por eso el Papa en su última encíclica escribe que la crisis justamente se debe a un querer ignorar y no dar la suficiente importancia a lo que es la dignidad del hombre, que se expresa en la generosidad, en la confianza que se puede tener en el futuro, o en la providencia, teniendo hijos. Este es un punto fundamental.

¿Cómo ve la situación en España?
En mi opinión los observadores están exagerando de manera dramática respecto a la situación de España. Es verdad que en España ha habido una burbuja inmobiliaria que probablemente ha llevado a un fuerte crecimiento. Pero España tiene un sistema bancario fuerte, eficiente y genial. Y el corazón del sistema son los bancos. España ha tenido una fuerte presencia de inversores extranjeros que han creado riqueza y que, claro está, pueden irse. Pero para evitarlo basta con hacer una política económica adecuada.

Pero piense que en España hay cuatro millones de parados…
Y en otros países, como por ejemplo Italia. España aún tiene ahorros, tiene un sistema industrial fuerte… Con una buena política económica, su país puede recuperarse en muy poco tiempo. Yo, desde luego, preferiría encontrarme en la situación de España mucho más que en la de otros países.

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