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jueves, 21 de mayo de 2009

Carta a Bibiana Aído

Distinguida señora Aído:

Me llamo Isabel Palomo, tengo quince años y no aspiro a que Ud. se moleste siquiera en abrir el sobre que contenga esta carta, pero, puesto que me dirijo a un alto cargo del gobierno, que ocupa el puesto principal del Ministerio de Igualdad, que es un Derecho Fundamental reconocido en el artículo 14 de la Constitución Española de 1978, no sé si la habrá leído y de ser así dudo que la haya comprendido, a la vista de sus actuaciones públicas, confío en que de algún modo pueda llegarle mi opinión sobre su, llamémosla polémica propuesta de ley (dando gracias cada día porque de momento sólo sea eso: Propuesta).

Me pregunto siquiera si conocerá Ud. el significado de la palabra que da nombre al ambiguo Ministerio que Ud. dirige. Cito la definición de un organismo fiable, la Real Academia Española, del término IGUALDAD: “1. Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad; 2. Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo; 3. Equivalencia de dos cantidades o expresiones; 4. igualdad ante la ley: principio que reconoce a todos los ciudadanos capacidad para los mismos derechos”.

Como espero que sepa, hay varias clases de igualdad, pero yo le voy a preguntar por una en concreto: la igualdad de oportunidades. Por ejemplo, la oportunidad de nacer, de ser, de poder llegar a convertirse en persona. Por cierto, el Derecho a la Vida es el Supremo Derecho de los Derechos Fundamentales consagrado en la Constitución.

¿Por qué le niega Ud. a un niño, a miles de niños, el derecho a nacer? ¿Por qué cometer un genocidio contra aquellos inocentes incapaces de defenderse? Puesto que sé que se escudará en que mis dos preguntas anteriores son algo subjetivo, y que depende del punto de vista por dónde se mire, le propongo la siguiente cuestión ¿Por qué violar el artículo tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el derecho a la vida? (Texto que, al igual que la Constitución Española le recomiendo lea.) Por curiosidad señora Aído, ¿A partir de qué momento considera Ud. que hay vida.

Señora Aído, ¿podría decirme qué le han hecho a Ud. los bebés que ahora están o estarán en breve en el útero de sus madres? ¿Tanto le molestan a Ud. los llantos que tiene que declararle la guerra a una generación de criaturas inocentes (y digo inocentes porque no han tenido tiempo de hacer nada malo)?

Disculpe mi ignorancia, pero ¿Podría Ud. explicarme por qué no se ponen de acuerdo entre los miembros del Gobierno en torno a este tema, pues su compañero, el Ministro de Trabajo e Inmigración, el señor Corbacho, ha propuesto recientemente fomentar la natalidad como remedio para el problema de las pensiones (diario El Mundo 12 de mayo de 2007)?

Dejando a un lado estos interrogantes sobre su política, permítame le pregunte si ha oído hablar alguna vez sobre a Síndrome Post Aborto (SPA), este síndrome puede ocasionar trastornos psicológicos (depresiones que pueden conllevar al suicidio…) y físicos (alimentarios, del sueño…), que pueden manifestarse incluso varios años después de abortar. ¿Puede Ud. decirme cómo tiene el valor de legalizar el hecho de que adolescentes de mi edad, psicológicamente inestables, aborten sin saber las consecuencias y sin una información? ¿Se ha puesto Ud. alguna vez en la piel de una de esas miles de mujeres que han abortado? Personalmente pienso que debe ser durísimo saber que has asesinado a tu hijo. Cada vez que esas mujeres vean a otra mujer embarazada, a un niño, a un adolescente, a una señora mayor con su hijo… debe ser horrible tocarte el vientre y sentir ese vacío y esa frialdad que sentiste cuando el médico te dijo “Ya está señora. Ya puede irse.”

Muy señora mía, ¿Ha estado Ud. presente alguna vez en un aborto? ¿Ha visto Ud. los cuerpos mutilados por los bisturís después de dicha barbaridad?

Al escribir esta carta, han llegado a mi mente muchas imágenes, todas ellas desagradables, pero una de ellas no tenía mucha conexión con las demás. La mayoría de las imágenes eran de bebés mutilados, médicos (a quienes más bien debería llamar sus sicarios) capaces de asesinar a sangre fría a bebés que no han tenido tiempo ni de respirar… sin embargo, ha llegado a mi mente la imagen de un hombre pegando a una mujer y yo me pregunto, señora Aído, por qué no se dedica Ud. a salvar las vidas de estas mujeres maltratadas, ayudarlas a denunciar, endurecer las penas contra los maltratadotes, asegurarse de que se cumplan las órdenes de alejamiento y demás cuestiones de esa índole, en vez de segar las vidas de miles de inocentes.

Además he leído que pretenden tanto Ud. como sus secuaces (entre ellos la Ministra de Sanidad D.ª Trinidad Jiménez) distribuir la píldora del día después en todas las farmacias y sin receta médica a partir de junio. ¿Cómo pueden Ud.es distribuir hormonas sin necesidad de receta médica y no vender “Dalsi” (ibuprofeno infantil) sin ella? ¿Se han planteado Ud.es que si en España hubiera una buena educación sexual no necesitaría tomarse tantas molestias y fondos del Estado en el genocidio? Que sepa, señora, que gracias a Ud. y, repito, a sus secuaces, se está creando en España una sociedad de gente irresponsable, inconsecuente y, en resumen INCOMPETENTE. ¿Cómo pretenden que España mejore enseñando a los niños (entre los que me incluyo) que sus actos no tienen consecuencias?

¿Qué será de todas las pobres niñas que no tienen la comunicación o la confianza necesarias con su madre, si se ven en el trance de decidir abortar por su cuenta o automedicarse en un tema tan delicado como la ingesta de hormonas con muchos posibles efectos secundarios? Las está dejando Ud. a los pies de los caballos.

En resumen señora Aído le diré que no se está centrando en lo que al país le importa. No está luchando por la igualdad, sino por obtener una pirámide de población invertida, que muy pronto será insostenible (Banco de España) y está Ud. desfavoreciendo el desarrollo de España haciendo que sea irónicamente desigual al resto de la UE (y cuando digo desigual me refiero a inferior).

Aunque ya le he dicho que no espero siquiera que esta carta llegue a sus manos, como adolescente preocupada por la sociedad que Uds. nos van a dejar, me gustaría obtener de alguna forma una respuesta a todos los interrogantes planteados anteriormente.

Un atento saludo,

Isabel Palomo Caturla

4º ESO

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