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lunes, 25 de septiembre de 2006

PARA LA CLONACIÓN HACEN FALTA ÓVULOS DE MUJERES SANAS






Aunque con poca publicidad, ha estallado el escándalo del surcoreano Hwang Woo-Suk y su equipo: el motivo, como se sabe, es que ha habido un verdadero y vergonzoso fraude científico, en el que se han encontrado involucradas las más prestigiosas revistas científicas, como Science y Nature. Ha sido bochornoso porque todo estaba plagado de mentiras: desde el modo de obtener los óvulos para la investigación, hasta los resultados de la engañosa clonación con embriones humanos.
Algunos pretenden que sea culpable sólo el veterinario coreano, y quieren seguir recibiendo ellos las cuantiosas ayudas internacionales para esa supuesta inminente clonación humana... Pero necesitan óvulos para seguir esos trabajos y los problemas son los mismos que tuvo Hwang... En el artículo que ahora publicamos, reproducido de análisis digital (28-II-2006), el Profesor Esteban Santiago, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, centra su atención en los "negociantes de óvulos". Sirva de aviso



Poco tiempo ha hecho falta para que el artículo de Hwang, el veterinario coreano, saltara por los aires y todos sepamos ahora que lo que publicó en Science era un fraude completo. Uno de los firmantes, el norteamericano William Schatten, ha recibido también la reprimenda de sus colegas por su “research misbehavior”, su mala conducta en la investigación de ese artículo. Schatten es el que había intentado clonar monos con óvulos de hembras a los que arrancaba el núcleo y les inyectaba el núcleo de células de animales adultos. Un fallo completo tras numerosos intentos. Y después no quería quedarse fuera del intento de Hwang de conseguir esa “transferencia nuclear” a óvulos de mujeres, y firmó el artículo. Ahora también hemos sabido que Hwang entregó a Schatten hasta cuarenta mil dólares…

La tormenta estalló cuando Schatten se enteró de que Hwang había coaccionado a una de sus colaboradoras coreanas para que cediese un óvulo… Y después hemos ido sabiendo todo lo demás. En otro artículo previo de Hwang aparece la firma de J. Cibelli, otro de los investigadores metidos en este negocio de las clonaciones… Quien tenga curiosidad puede consultar pormenores de este turbio negocio en esta página de Internet.

Sorprenden las declaraciones de algunos investigadores dispuestos a “decapitar” exclusivamente al coreano. Y afirman que ahora serán ellos quienes conseguirán clonar y curar…

Las noticias hacen pensar que algunos bolsillos se han cerrado y los dineros empiezan a escasear. Alguno se alegrará de que este fraude va a complicar las cosas a los “clonadores”. Va a ser difícil que logren la clonación humana. Son muchos los detalles técnicos de la reprogramación que hay que resolver en un organismo tan complejo como el nuestro. Y si logran la clonación, serán vidas humanas destruidas…

Es curioso que a los españoles se nos ocurra, y precisamente ahora, intentar sacar adelante una “ley liberal” para abrir bolsillos y ayudar a los “negociantes de óvulos”.

Me gustaría comentar un punto relacionado también con la clonación, y que al parecer algunos pasan por alto. El intento de clonar requiere óvulos, óvulos de muchas de mujeres sanas. El Dr. Robert Steinbrook describe “este problema” con claridad en un número reciente de la revista New England Journal of Medicine (26-I-2006). Hacen falta mujeres jóvenes y sanas, dispuestas a atravesar trances duros, en ocasiones, graves; eso que los médicos llaman efectos secundarios. Alguna puede morir. Otra puede quedar estéril. Y también, como apunta ese mismo autor, puede presentarse otro riesgo nada despreciable, el síndrome de hiperestimulación ovárica… En Estados Unidos la mujer que se ofrece para “un ciclo” suele recibir entre 4000 y 5000 dólares, y bajo cuerda más. En nuestra Galicia del Noroeste, el Servicio Gallego de Salud sugiere una retribución más conservadora, ¡900 euros! Nada sabemos si estas “donadoras voluntarias”, las americanas o las españolas, firman un “consentimiento informado”, ese documento que ahora nos presentan en cualquier hospital y en el que nos hacen aceptar los riesgos de una intervención. A lo mejor, delante de ese papel, si están claros los pormenores, alguna de estas pobres mujeres se echaría para atrás.

Me atrevo a decir que es poco, muy poco, lo “positivo” que pueda salir de este negocio de las clonaciones. Por eso me parece que es éste un buen momento para defender a las mujeres y no dejarlas caer en esta torpe esclavitud.

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